jueves, 23 de febrero de 2012

1. Introducción







Siempre supe que no tardaría en seguirles. Hace apenas unos meses que mi pequeña Nalla y su padre tomaron este mismo tren con destino a un nuevo hogar, a un nuevo comienzo. Hoy soy yo la que recorre ese camino en su busca.

Estoy nerviosa como nunca antes lo he estado. La máquina se ha puesto en marcha y a través de la ventanilla corre el paisaje dejando atrás todo lo que conozco a este lado, rumbo al misterio, al destino incierto, al temor a que no exista un futuro para nosotros. Hace un año y medio que Bella fue asesinada por los lessers, un año y medio de encender una vela cada mañana orando por su alma y por la paz para su hellren y su hija. Les vi derrumbarse a ambos, consumirse de dolor hasta casi desaparecer. Durante un tiempo me despertaba cada noche con el temor de encontrarme con la noticia de que Zsadist había acabado con su vida, pero pronto comprendí que por ella, sólo por Nalla, él seguiría adelante.

Voy a vivir con ellos, compartir su techo, cuidar de mi niña e intentar ser de utilidad para su padre, el guerrero al que admiraba en secreto, el macho al que espiaba en silencio, el desolado viudo del que me enamoré.


Los malditos lessers me la han arrebatado...

Estuve dos días enteros encerrado en mi cuarto con su cuerpo inerte tendido sobre la cama, esperando que volviera a abrir los ojos... Nada queda ya de esa habitación. La furia lo arrebató todo y estuvo a punto de acabar conmigo también... No escuché a nada ni a nadie... tan sólo Tohrment me devolvió al presente cuando me habló de Nalla, de lo que ella necesitaba, del dolor tan grande que me invadiría, más aún del que creía sentir ahora si la dejaba desamparada en este mundo. Si yo no estaba para hablarle y recordarle a su madre... si yo no estaba para protegerla de los cabrones que asesinaron a su madre... Ese día volví a nacer.

Desde entonces no he sido capaz de volver a relacionarme con normalidad con mis hermanos y apenas con nadie, más que con mi hija. La casa, la enorme mansión donde vivíamos se me antojaba demasiado grande y vacía sin ella, cargada de recuerdos y de ojos que me observaban demasiado llenos de lástima, demasiadas preguntas y atenciones... Nalla y yo nos trasladamos, con el permiso del rey, a vivir a las afueras de Caldwell. A una humilde casa, una de las posesiones de Rehvenge, con apenas dos doggens que sirvieron en su momento a Madalina y a mi amada y la vieron crecer...

En mi vida no hay cabida para nada más que la lucha y mi pequeña, hasta ahora... Ella, Selena, ha llegado para poner mi vida completamente del revés...

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