jueves, 18 de febrero de 2016

25.No Pido Permiso










Llegamos a la mansión cogidos de la mano. Siento la suya pequeña y temblorosa entre la mía, y la alzo para besar su dorso.

- Vale, Rehvenge ya debería haber dejado a Nalla en su antiguo cuarto. Qué te parece si vas con ella mientras yo voy a hablar con Tohr...? Creo que si me demoro más va a matarme antes de llegar a ser tu hellren...

La beso antes de que suba corriendo las escaleras y me dirijo al despacho de T. Puedo sentir su ira al otro lado de la puerta y su atronadora voz corta el silencio a través de la madera. Supongo que Fritz lo ha avisado de mi llegada...

- Pasa, Z. Gracias por honrarnos con tu grata presencia...

Cierro la puerta despacio tras de mí y apoyo todo mi peso en ella. No hace falta que me siente, dudo que me mantenga mucho rato inactivo y que las tareas que me asigne finalicen con el alba... Pero a estas alturas ya nada me importa. Sólo deseo terminar cuanto antes para poder hablar con Phury...
Todo su cuerpo está crispado sobre ese ridículo sillón verde. Puedo oírle respirar trabajosamente, seguramente intentando calmarse antes de … echarme de la hermandad...? Seguro que se le ha pasado mil veces por la cabeza y si yo fuera él, lo hubiera hecho hace tiempo; sé de sobras que lo merezco... Pero supongo que Nalla es la razón de que siga todavía bajo su tutela...

- Vale, Tohr, te ahorraré el discurso. Siento haber llegado tarde, no tengo excusa, al menos no una que pueda servirte. No va a volver a ocurrir. Estoy listo para hacer lo que me ordenes sin rechistar. Sólo te pido unos minutos antes del alba para poder hablar con mi hermano Phury, nada más. Es importante, y no querría demorarlo más...

Mientras hablaba me he ido acercando a él despacio y ahora que he llegado a su altura puedo ver sorpresa en su rostro. Algo en mi cara, en mis ojos, lo mantienen atónito durante unos segundos antes de abrir la boca. Pero cuando lo hace su rostro se ha vuelto impasible de nuevo. Arrugo las cejas intentando interrogarlo con la mirada. Qué es eso que lo ha sorprendido tanto? Jamás he sido tan sincero y lo sabe. También sabe que no necesito ser amable ni decir siempre que sí; ha lidiado conmigo durante casi cien años y sabe que no soy un macho fácil... Separo las piernas y cruzo los brazos esperando una respuesta.






El desgraciado cabrón tiene que tener la última palabra hasta cuando es mi turno de explayarme... ha atravesado mi puerta con ánimo pacífico, he de reconocerle al menos eso; pero ni siquiera me ha dado tiempo a preguntar la causa de su retraso y se ha lanzado a una perorata que me pone de un humor de perros. Le observo en silencio, con mis manos cruzadas sobre la mesa para no ceder a la tentación de liarme a golpes con el bastardo.

- Quieres imponer tú también la sanción, Zsadist? Es lo único que te falta, no crees?

Mi tono es ácido a pesar de que no he elevado la voz. Me inclino sobre el escritorio y vuelvo a centrar mi mirada en sus ojos, de un amarillo intenso después de tantos y tantos meses de oscuridad y negro absoluto en sus iris. Sea lo que sea lo que ha sucedido esta mañana, es algo relacionado con Selena... sólo ella ha podido exorcizar el fantasma oscuro que habitaba en su alma desde la muerte de Bella; eso explica también la urgencia por hablar con Phury... Mierda! No envidio a mi hermano en este momento... El Primale puede ser un hijo de puta cuando se trata de sus elegidas, sus hijas a todos los efectos; Throe puede dar fe de ello, por lo que he podido averiguar tras su visita a la enfermería...


- Joder, Zsadist! Tenemos putos móviles por algún motivo, no vivimos en los tiempos antiguos, en los que comunicarse era una ardua tarea que requería ingenio y oportunidad.

Mi cabreo crece exponencialmente al observar su rostro impasible, surcado de cicatrices, mirándome como si le importasen una mierda las posibles sanciones.

- Crees que estoy sentado tras este escritorio por gusto o por vocación? Que me resulta divertido plantar mi culo en este sillón varias horas al día y la mitad de las noches mientras vosotros salís a las calles?

Ahora sí estoy gritando, dejando traslucir el desagrado y el cansancio en mi voz. Me alzo sobre la mesa de madera mientras mi puño se estrella contra ella tirando los papeles al suelo.

- Consideras una diversión adecuada idear castigos para mis hermanos como si fuesen jodidos estudiantes o soldaditos bisoños? Ah, sí, joder! qué suerte la mía! Hoy podré lanzar un rythe y mi honor será aplacado... es eso lo que crees , Zsadist? Porque juro por lo más sagrado que pareces buscarte uno cada semana!

Su postura no ha variado un milímetro; su gesto permanece congelado y su mirada no se aparta de la mía... sé que recibirá sin rechistar cualquier castigo que tenga a bien imponerle... hoy nada parece alterarle, así que supongo que las cosas le habrán salido bien... me alegro por él, pero lamento no poder decir lo mismo. Me siento de nuevo dejándome caer de golpe en mi sillón, que cruje peligrosamente. Froto mi cabeza con ambas manos y cubro mi cara con ellas mientras mascullo la despedida.

- El rey no lucha, el Primale tiene en sus manos el equilibrio con el Otro Lado y el cuidado de las Elegidas, los chicos tienen la cabeza y el entusiasmo, pero les falta experiencia, las hembras son disciplinadas y- benditas sean- apenas dan problemas en lo que a trabajo se refiere pero, aparte de mí, sólo V, Butch, Rhage y tú contáis con años de batalla a vuestras espaldas, Z... no puedo dirigir un ejército de apenas un puñado de miembros y pretender ganar la guerra si no somos capaces ni de reportarnos cuando no podemos llegar a tiempo. Los jodidos bastardos están mejor organizados que nosotros, maldita sea!

Ahora sólo queda el cansancio, el sentimiento de derrota ante nuestras filas mermadas, incapaces de ganar terreno en el campo de batalla.

- Durante dos semanas, pasarás cada noche libre en este despacho, ayudándome a poner al día el puto papeleo. Cuando acabes de dar tus clases darás nociones básicas de defensa personal a las hembras de la mansión, y eso incluye a las doggens que deseen aprender, además de las shellans que se apunten. Con los últimos ataques de los lessers a casas particulares, cualquier conocimiento al respecto puede salvar sus vidas en un momento dado.

Estoy a punto de ordenarle que se largue, pero pienso en Nalla, que le espera en casa cada mañana, y en Selena que ahora ocupará un papel distinto en sus vidas.

- Ve a ver a Phury y arregla tus asuntos. Tienes tres días para ponerlos en orden y solucionar lo que sea que te traes entre manos. Estás fuera de la rotación, pero tus obligaciones empiezan el fin de semana. Ahora lárgate; tengo mucho trabajo y días demasiado cortos.






Sé que no lo hace por mí, sino por Nalla y Selena y se lo agradezco. Jamás he rehuido la lucha ni mi trabajo en la hermandad, y menos ahora con los tiempos jodidamente difíciles que corren, pero él ha vuelto a emparejarse hace poco y su shellan embarazada requiere cuidados que también pueden apartarlo momentáneamente de las calles. Él es quien decide y prioriza por todos nosotros, incluso tiene las jodidas narices de darle órdenes al rey, y no en vano tiene ese cargo; y seguramente jamás sabrá lo mucho que lo admiro por eso…

- Gracias… Entonces empezaré con las clases y el papeleo el fin de semana.

Me dirijo de nuevo a la puerta y antes de salir alzo la mirada en su dirección.

- Esto… mañana me gustaría celebrar una ceremonia de emparejamiento aquí, en la mansión. Sé que va a ser difícil para ti cambiar o anular los turnos de rotaciones, así que espero que no haya ningún problema si la celebramos durante las horas diurnas. Y… me gustaría que Phury oficiara la ceremonia así que no sé si tú querrías… bueno… estar a mi lado y hacer como de padrino... Pero si no quieres, lo entenderé.







 La sanción impuesta no parece afectarle en lo más mínimo, y no sólo eso, sino que ha conseguido dejarme sin palabras una vez más. Sé que el papeleo es una tortura de mil demonios para él, igual que lo es para mí, pero lo que no va a saber por mi boca es que esas clases de defensa personal fueron suyas antes de esta noche; le he visto trabajando con los alumnos y, en el cuerpo a cuerpo, él combina a la perfección la fiereza con la paciencia. Se transforma dando clases y sé que, por increíble que pueda parecerle al resto, una vez empiecen las lecciones, ni una sola de las hembras le temerá y aprenderán con él lo necesario para defenderse mínimamente. Su vacilación ya en la puerta me muestra, por primera vez desde que entró en mi despacho, que sí lleva sangre en las venas... está nervioso como un jodido pretrans, como un novio en su emparejamiento, ya que eso es al fin y al cabo... me alegra saber que no soy el único macho que no puede esperar para marcarse con el nombre de su hembra ante los ojos de toda la raza.

- Si estás seguro de que quieres que sea yo, y no otro, será para mí un honor asistirte en tu ceremonia, hermano. 

Espero que no identifique mi carraspeo como lo que es en realidad; me ha sorprendido y emocionado su petición, porque implica un grado de confianza y respeto que no estoy seguro de haberme ganado con este macho taciturno y testarudo... soy consciente de que ha recibido de mi mano más sanciones que ningún otro miembro de la Hermandad, y su cuota más que suficiente de broncas e insultos. A pesar de todo, como cualquiera de los demás, pondría mi vida en sus manos en su peor día.

- No sé si lo tienes todo listo, supongo que sí, pero si lo deseas, puedo hablar con Serea Autumn y pedirle que prepare lo necesario junto con las demás shellans de la Mansión... Selena necesitará otras hembras para que la ayuden a prepararse... ya sabes cómo son las mujeres en estas situaciones, todo emoción y mierdas complicadas que quizás sea mejor dejar en sus manos... dí una palabra y ellas se encargarán de todo.






Joder, menudo hellren de mierda que voy a ser! Ni siquiera me había parado a pensar en esas cosas… cuando me emparejé con Bella ella y su madre hicieron todos los preparativos; pero Selena no cuenta con nadie a este lado salvo sus hermanas… genial Z… menuda mierda de organización que tienes… Carraspeo y asiento con la cabeza. 

- Gracias , Tohr… me harías un favor. Supongo que Selena querrá hablar con sus hermanas, peroo necesitamos a alguien que coordine los preparativos en la mansión. Y… sí, estoy seguro de que quiero que seas tú. Nos vemos mañana, entonces. 

Giro sobre mis pasos y salgo de su despacho. Genial, genial, Z… qué fácil lo ves todo… No creo que a Selena le guste una mierda una reunión con el Rey… Enfrascado con mis cavilaciones me choco con Fritz en el vestíbulo. 

- Disculpe, mi señor. Necesita alguna cosa…?

- Esto… si, Fritz, apúntame en la agenda del Rey para última hora de esta noche y… esto… mañana… no hagas planes para mañana. Te necesito.

Sin mediar mas palabras salgo por la puerta principal hacia la negra noche. Respiro hondo antes de materializarme en el rancho de Phury.

Hace apenas unos minutos que Tohr me ha dado unas horas libres antes del alba. Mañana seguirá mi castigo y pasado y el otro y el otro… pero vale la pena. Valió la pena cada segundo y cada minuto pasado a su lado. Despertar con ella en mis brazos… oh, cuánto hace que no sentía esa paz interior…? Santa Virgen, no creí jamás que volvería a amar, a funcionar por nadie que no fuera Nalla o la lucha en las calles, pero joder! Ella me hace sentir tan bien… Su compañía me completa. Querida Virgen Escriba, no me la quites… Sé que algo bueno he debido hacer en el mundo para que me hayas bendecido con tres ángeles en mi vida, pero… no me la arrebates también… no creo que pudiera soportarlo, y no sé si Nalla me serviría ya de ancla en este mundo… no dos veces… un corazón no puede romperse y recomponerse dos veces; no creo que me quedaran fuerzas. Y por el fade, no dejes que mi miedo a perderla me conviertan en alguien imposible de soportar… no dejes que arruine su libertad recién encontrada; ella merece mucho más que eso, mucho más que un macho posesivo que ya ha perdido una shellan en manos de los enemigos. No dejes que le corte sus alas, esas que apenas despliega y que tanto admiro, que tanto amo… No dejes que la encarcele, porque sé que podría seguirme y eso, a la larga, sólo la  haría infeliz… Sabes que valoro la libertad como pocas cosas, que no sería capaz de enjaular a nadie, no tras lo que viví, pero el miedo a perderla podría hacerme perder la cabeza… oh Santa Virgen Escriba, no la apartes de mí porque sé que no podría vivir sin ella…

Mi cabeza es un hervidero de miedos, deseos, nuevos recuerdos preciosos y preciados que me hacen sonreír como un tonto al recordar, al evocarla conmigo, con la niña… En un abrir y cerrar de ojos ha calado bajo mi piel, adentrándose en mis entrañas hasta formar parte de mí mismo.

La voz de mi hermano me saca de mis cavilaciones y me levanto enseguida del sillón que me ofreció Cormia. Él, con sus preciosos ojos ambarinos, se acerca a mí con una mirada casi impenetrable. No sé si sabe a lo que he venido, pero seguro que recuerda el incidente de hace un par de noches cuando se llevó a Nalla y nos vio regresar. Sé que no le gustó lo que vio, pero espero que sólo sea porque sus ropas estaban ajadas y mi cuerpo tan tenso que destilaba posesión por cada poro de mi piel. Cuando lo vi deseaba marcarla, apartarla de su vista, enfurecido por sus alas de protector todavía desplegadas cada vez que está con ella aunque ya no sea su pupila, su Elegida. Yo estaba demasiado inseguro con mis nuevos sentimientos para reconocerlos ante él ni nadie que no fuera Selena, en ese momento. Phury se acerca a mí despacio y sus brazos recorren mi espalda en un abrazo de camaradería, de hermanos. Él es el único macho al que le permito tocarme.

- Hola, Z. En realidad te esperaba, aunque no sabía cuánto ibas a tardar en venir.

Su mirada es ahora afable y estrecho su mano tras el abrazo. Sus ojos escrutan los míos y aunque no hay muestra alguna de reproche, no me gusta que me examinen, no me gusta sentirme un mono de feria. No; ni aunque sea él, ni aunque sea en su casa, ni aunque sea “su” elegida.

- Phury, hace mucho que dejé de estar bajo tu protección. Eres el Gran Padre, pero recuerda que no eres mi padre, así que deja ese tono paternalista conmigo.

Phury niega con la cabeza y me ofrece con la mano el sillón a su lado, junto a la chimenea encendida que caldea el ambiente, su hogar.







Jodido cabezota. Lo quiero y sé que Selena es su milagro, su tercer regalo en la vida y nunca hubiera creído posible volver a ver sus ojos ambarinos brillar. Pero si alguien en este mundo lo merece es mi hermano, así que acepto condescendientemente sus condiciones de cómo llevar la conversación.

- Dime pues, Zsadist. A qué has venido…? Soy todo oídos.

Su enorme cuerpo de guerrero que antaño era escuálido se sienta junto a mí sin apartar la mirada del fuego. Le ofrecería un whisky o un Goose, pero sé que mi hermano no bebe, ni siquiera tras la muerte de su shellan. Saco un cigarrillo de la caja que hay frente a nosotros en la mesilla y se lo ofrezco. Su mirada se aparta del fuego un momento para cogerlo. Mi mano roza apenas la suya mientras sujeto el encendedor prendido y aunque está sentado junto al fuego, el tacto de su piel es frío, igual que sus ojos son oscuros de nuevo. Respiro hondo mientras lo veo soltar el aire despacio tras una larga calada. No ha vuelto a ser el mismo desde aquello. No volvió a aquel ser huraño y arisco, aquel animal enrabiado, iracundo y herido, pero nuestra relación, excepto en lo que concierte a Nalla, se enfrió y no hemos vuelto a recuperarla. No puedo acercarme a él, no me deja. Aunque cuando hoy lo he visto aquí sentado, su mirada tenía un atisbo de aquel brillo, aquel amarillo que antes expresaba su paz interior. Pero sigue siendo celoso de su intimidad, de su territorio y de su hembra y no va a dejarme traspasar esos límites, al menos no todavía. Espero un rato hasta que el movimiento repetitivo de inhalar y exhalar parece suavizar su tensión y finalmente su voz resuena cortando el silencio.

- Voy a emparejarme con Selena. Quiero una ceremonia, y quiero que tú la oficies.

Joder! Puedes recriminarle mil cosas a mi hermano, pero no que no sea claro y conciso cuando habla. Ahora su mirada está totalmente clavada en mí esperando una respuesta. Sabía lo que quería, a lo que había venido, pero no esperaba que fuera este tipo de anuncio cuando hace apenas unos meses que ella entró en su vida. Pensé que quizás el tiempo y la magia de Selena hicieran mella en él poco a poco, pero no creí que pensara en emparejarse enseguida. Pero qué estoy diciendo? es Zsadist, mi hermano, aquel que se enamoró de Bella antes incluso de rescatarla. Él lo da todo o no lo da.

- Y ella…? Ella también “quiere” una ceremonia?

Sé que estoy tentando al destino, mi hermano no acepta críticas. Sé que jamás obligaría a Selena a hacer nada que no deseara y por el fade que sé que la hembra tenía una atracción especial con mi hermano antes incluso de marcharse a vivir con él; pero él es tan jodidamente tajante en sus afirmaciones que me revienta ceder siempre a sus exigencias. Con él no hay cabida a otra opinión, a un puede… No, él es tajante, imperativo. Y aunque Selena ya no es oficialmente una elegida sigo sintiéndome responsable de ella. Sus ojos se han oscurecido más todavía y antes de que de su boca salga maldición alguna lo corto.

- “Voy a … Quiero una… Quiero que tú…” Zsadist, aunque lo pretendas, no vives sólo en el mundo. Y a menos que dejes la hermandad y te vayas a una jodida isla desierta, vives con otros seres humanos en este planeta, en la casa, en tu vida.

Su mirada es gélida, aunque su cuerpo se ha calmado un poco tras mi anterior interrupción. Él siempre seguro de sí mismo, siempre impasible cuando no en guardia, a punto de clavarte una daga en el pecho por la ofensa.

- Phury, no he venido a pedirte permiso aunque te creas su padre. Y no voy a rogarte. He venido a informarte porque creo que mereces saberlo, por ella, por lo que has significado en su vida y sé que todavía significas; pero que te quede claro que no es una petición. Si no quieres hacerlo lo hará Wrath o V. Pero a mí, a “nosotros”, “nos” gustaría que fueras tú. Y si en tu ajetreada agenda de hombre ocupado y funcional dentro del mundo tienes un hueco, “nos” gustaría que fuera enseguida. Mañana. En la mansión.

El jodido cabrón enfatiza cada “nosotros” como si estuviera en un puto teatro. No va a haber confesiones ni miedos expresados, no como lo harían dos hermanos después de una situación como la suya y antes de una empresa tan importante como ésta. Si es que alguna vez se abrió conmigo esa puerta ha quedado cerrada para siempre, aunque no implica que yo no siga intentándolo. No voy a rendirme jamás mientras el jodido cabrón siga respirando.

- Tan pronto, Zsadist…? Por qué tanta prisa…?

Creo que han pasado un par de minutos cuando escucho estupefacto su respuesta cuando creía que ya no iba a contestarme.

- Porque es lo que ella merece. Ella es más de lo que yo pueda merecer o soñar. Nadie va a juzgarla ni mirarla como si no fuera una hembra de valía.

Mis ojos se agrandan al observar el cambio en los suyos al hablar de su hembra. Es como contemplar un jodido milagro ver los ojos de mi hermano cambiar de color y sentir como se destensa de esa crispación que siempre lo acompaña.

- Nadie lo haría, Zsadist. Nadie lo hace. Mañana al anochecer estaré en la mansión para oficiar vuestra ceremonia de emparejamiento. Me enorgullece que queráis que sea yo, que forme parte de algo tan  importante en vuestras vidas. No soy tu padre, pero soy tu hermano y te quiero. Siempre te he querido, Z y siempre voy a estar aquí aunque no necesites mi protección. Siempre voy a estar a tu lado como tú estuviste conmigo cuando perdí mi camino, como hacen los hermanos. Como hace la familia.