viernes, 30 de marzo de 2012

13. Feliz San Valentín






Ahora mismo estará sentado en la terraza que da al jardín, tomando un café antes de marcharse a patrullar. Me acerco a la puerta de su cuarto, apoyo mi mejilla en la madera y susurro lo que no puedo decirle en voz alta
- Feliz San Valentín, Zsadist, ojalá tus recuerdos felices te mantengan esta noche lejos del dolor...
No es un día para mí, ni un día para estar cerca de él, siquiera, por más que le haya rebelado mis sentimientos. Sé que en el hogar de la Primera Familia todos celebraban este día con sus parejas. Los machos, especialmente, se esforzaban por mostrar su amor a sus shellans. Quizás mi limitada educación con respecto a las costumbres a este lado me impida comprenderlo del todo... si yo fuese la depositaria de su amor, lo celebraría cada día con la misma intensidad e intentaría demostrárselo a diario, pero no lo soy, no ha respondido ante mi caricia y mi beso, me ha dejado irme en silencio, así que de nada sirve hacer elucubraciones. Recuerdo otros años y a Bella hablándome con cariño y ternura de los detalles de su macho para con ella y sé, con una certeza absoluta, que en estos instantes Zsadist está pensando en ella. Le regalaré mi silencio y mi ausencia, la privacidad total que pocas veces puede disfrutar, llevándome a Nalla conmigo; no deja de ser irónico, pero lo mejor que hoy puedo hacer por el macho que amo es dejarle solo



Hace un rato he ido al cuarto de Nalla con un inmenso corazón de peluche, casi más grande que su pequeño cuerpecito. Ha abierto sus inmensos ojos en cuanto he entrado en la habitación y ha salido de un salto de la cama hasta que he depositado el corazón en sus brazos. - Es de mahmen!!! Es de mahmen, verdad papi...??? Mi alma se ha llenado de lágrimas que no puedo derramar. Bella le regalaba a la pequeña, cada año por San Valentín, un precioso corazón de peluche... - Sí, mi princesa... mahmen te lo ha mandado desde el fade... quiere que sepas que eres todo su corazón y que jamás va a olvidarte mi niña... Su ceño se frunce en una arruguita en su frente. La tomo en brazos, a ella y al corazón que se niega a soltar de sus manos - Qué ocurre, pequeña... es que no te gusta...? - De verdad crees que mahmen no me ha olvidado...? - Mi niña, tu eres lo más grande para mahmen... ella jamás podrá olvidarte, y aunque no la puedas ver, ella vela por ti, por nosotros..., cada noche desde el fade... Sus ojitos muestran una pena inmensa y espero paciente hasta que se decide a hablar... - Papi, crees que mahmen va a enfadarse conmigo si yo la he olvidado...? La echo mucho de menos... pero... *sus lágrimas empiezan a derramarse por sus mejillas* ya casi no la recuerdo... intento acordarme de las cosas que hacíamos juntas, pero muchas están borrosas en mi cabeza... Mi corazón casi se detiene al escuchar sus palabras. Recojo con el pulgar sus lágrimas que se derraman mojando sus encendidas mejillas y besos sus ojos humedecidos y calientes por el llanto. - No, mi vida... mahmen jamás podría enfadarse contigo... Me dejo caer hasta el suelo, apoyando la espalda en la inmensa estantería de los cuentos de Nalla y la deposito entre mis piernas, atrapando su cuerpecito, que a su vez se abraza al corazón de peluche. Apoyo mi barbilla en su coronilla y la beso, oliendo su aroma a rosas y azúcar. Mis lágrimas resbalan hasta mojar su precioso y sedoso pelo, y empiezo a hablarle muy despacito, sintiéndome tan y tan culpable de haberle negado el recuerdo de su madre a mi hija* - Sabes...? El nombre de Bella no le hacía justicia a tu mahmen... ella era simplemente el ser más bonito que había en la tierra... y cuando te veía, sus ojos brillaban y su sonrisa se ensanchaba más y más... Incluso si escuchabas con atención podías oír como sus latidos se aceleraban cuando estabas cerca... A ella le gustaba hacerte reír, peinarte, hacerte galletas y dulces que muchas veces las hacíais juntas haciendo refunfuñar a Fritz en la cocina... recuerdas...? Le gustaba hacer la remolona en la cama, como a ti!! y hasta que no íbamos a hacerle cosquillas, no lográbamos hacerla levantar... No se cuánto tiempo he pasado hablándole a Nalla de Bella... han surgido mil recuerdos en mi mente que había enterrado... despertando mil sensaciones dormidas, mil sentimientos que quería mantener al margen, apartar de mi corazón para poder respirar y seguir adelante, sin ella... Por suerte las calles no entienden de recuerdos ni de amores rotos, y mis hermanos me esperan para salir esta noche en busca de esos bastardos... Un aroma, ya familiar para mí, me hace salir de mi ensimismamiento, no la sentí llegar... Da un respingo cuando me giro y la encuentro en el marco de la puerta. Recuerdo sus caricias de anoche... - Ven, acércate Selena, por favor... no te quedes ahí... Ella niega con la cabeza, haciendo un ademán de marcharse y alargo la mano en su dirección, instándola a que entre. - Quieres un café...? *Señalo la cafetera en la pequeña mesa.* Hoy voy a salir de patrulla y Nalla... *No sé ni cómo seguir, pero ella parece leer mis pensamientos y empieza a contarme planes juntas para esta noche...




Estar a su lado en estos momentos es una experiencia agridulce, porque sé que parte de él no está en este cuarto, ni en este instante, sino con su shellan perdida. Intuyo, por su gesto y su silencio, que Nalla ha estado preguntando por su mahmen, y sabiendo lo maravilloso que es como padre, estoy segura de que ha revivido esta noche un montón de recuerdos. Acepto el café y comienzo una charla intrascendente que le permita marcharse tranquilo a las calles, sabiendo que la niña estará entretenida y que no la dejaré sumirse en la nostalgia. La timidez por lo sucedido anoche me asalta de repente al tenerle de nuevo cara a cara. No le cuento lo que he decidido, cuál será mi regalo para la pequeña, pero lo tengo muy claro; si es un error o no, el tiempo lo dirá, pero creo que es algo justo y que soy la única persona de su entorno que puede hacerle este regalo. Zsâdist se despide hasta la mañana y le sigo con la mirada hasta que se pierde al otro lado de la puerta... no es el momento de perderme en ensoñaciones ni elucubraciones sobre lo que podría ser y no es. Recojo lo necesario y me presento en el cuarto de Nalla. La niña juega sobre su cama con un precioso corazón de peluche, supongo que regalo de su padre. Me siento a su lado, la beso en la frente y alzo su barbilla para mirarla a los ojos, algo llorosos y apagados - Buenas noches, mi amor, veo que ya ha llegado San Valentín, ¿puedo mostrarte mi regalo? *Por un segundo me muerdo el labio, insegura. Lo que voy a hacer no se ha hecho antes, no con esta intención, al menos, pero... ¿qué más da? ya no pueden echarme. Saco un cuenco de la bolsa que llevo conmigo, lo lleno de agua en el pequeño cuarto de baño y me siento con él en mis manos, mis piernas cruzadas sobre la cama. Llamo a Nalla a mi regazo y la acomodo poniendo el cuenco ante las dos* - Bien, mi niña... te gusta leer, ¿verdad? *Asiente, emocionada e intrigada a partes iguales* Pues esto es igual que leer, sólo que es como... bueno, sería como sintonizar canales en la televisión, ¿vale? Tienes que centrar tu atención en lo que quieres ver y después dejar que suceda de forma natural, no te esfuerces por retener las imágenes o las perderás, cariño. Tomo su manita, extendiendo dos de mis dedos e instándola a hacer lo mismo. Su índice y su corazón tocan con extrema suavidad el agua, siguiendo mi ejemplo, y los levanta en cuanto las ondas comienzan a extenderse. - Mira, mi niña. Hoy voy a ser yo la que escoja la escena, hasta que estés segura o decidas cuál quieres ver, ¿de acuerdo? Después podrás hacerlo tú sola, pero no te preocupes, que lo repetiremos las veces que hagan falta. Sobre la superficie trémula del agua comienza a dibujarse la imagen que he invocado. Bella acaricia su vientre con ternura mientras Zsadist la observa con expresión de adoración. Ambos sonríen y hablan entre sí en voz baja, al parecer, en una conversación de amantes que no podemos escuchar. Nalla, al ver a su mahmen, reacciona con terrible nerviosismo y temo haber cometido un error, pero al instante su dedito se sitúa sobre la superficie y la nueva imagen aparece. Bella amamantando a su bebé mientras le canta, supongo, una nana. Inconscientemente, su vocecita de ángel comienza a tararear la canción que recuerda de labios de su mahmen y una lágrima resbala por mi mejilla... amo a su padre con toda mi alma, pero también la amo a ella y amé a su madre con cariño sincero. No quiero que la pierda también en sus recuerdos. Lo que no recordaba es la peculiaridad de mi don: Al mezclarse mi llanto con el agua de los cuencos, la imagen adquiere sonido. La hermosa voz de Bella resuena en el cuarto alta y clara, con el timbre de una campana de cristal, cuando su hellren entra en la escena uniéndose al canto; al antigua nana en honor al Otro Lado, deja oír sus notas hablando de búhos y campos en primavera. Nalla sonríe feliz, y la escena es tan íntima que tengo la impresión de estar robando sus recuerdos. Beso su coronilla, me levanto despacio de la cama y la dejo sola... también ella necesita algo de soledad para recordar a quien la amó más que a su vida...



Hace un ratito que Selena me ha dejado sola con las imágenes en el agua. Cuando mis ojos se han llenado de lágrimas que me impedían seguir viéndola, he apartado el cuenco con las manos temblorosas hasta posarlo en la mesilla de noche. No puedo quitarme la imagen de mahmen de la cabeza... su sonrisa, sus ojos, su pelo rojo sedoso y suave... cierro los ojos y creo que casi podría olerlo... No, no la he olvidado!! Mis lágrimas siguen resbalando y una melodía cobra forma en mi cabeza: una nana antes de acostarme, arropada con mil besos; una canción en el lavabo mientras me bañaba y la llenaba de espuma; otra a tres voces con la de papá resaltando sobre las nuestras. Risas y carcajadas, guerras de almohadas, formando castillos subidas las dos sobre la espalda de papi... mil juegos, mil recuerdos han acudido a mi mente... Sonrío y vuelvo a coger el cuenco entre mis manos, alzo un dedo y lo deslizo suavemente sobre el agua, como hizo Selena y se dibuja de nuevo la imagen de mahmen... ella, preciosa y sonriendo, pero me mira directamente a los ojos... alarga una mano que casi se toca con mi dedo en algún punto, infinito e imposible, a través del agua... -”Sonríe, mi pequeña, siempre estaré contigo...”- Mis lágrimas bañan las ondas del cuenco difuminando su rostro, perdiéndose su imagen en el agua, pero no en mi corazón.



Termino el café amargo de la taza que lleva mi nombre, aquella que formaba parte de juego de tres: Papá, mahmen y Nallita... Doy el último trago y me levanto, es hora de salir. Todavía flota en el ambiente el olor a Selena, el aroma que emana de su piel, de su pelo, de su voz... Ninguno de los dos ha hablado de lo sucedido esta mañana en el pasillo, y cuando lo pienso, todavía puedo sentir el fuego de sus labios en mi mejilla y la suavidad de su dedo recorriendo mi cicatriz... Dios, Selena... qué estamos haciendo...? Cojo las armas del arcón cerrado con llave: el arnés con las dagas, mis SIGS, las estrellas, una navaja de mariposa, dos granadas, una cadena en el cinturón y un cuchillo en cada bota. Cierro la tapa y cubro mi cuerpo con el largo abrigo negro que disimula los bultos. Me acerco al cuarto de Nalla para despedirme y la descubro sola, creí que la encontraría con Selena. Me apoyo en el marco de la puerta y observo su menudo cuerpo, de espaldas, moverse al ritmo de sus suspiros... ha estado llorando de nuevo. Me acerco despacio y me arrodillo en la cama frente a ella. Sus manos sostienen un cuenco de madera lleno de agua y su vista está perdida en el fondo, como si pudiera ver algo en él que la hubiera conmovido sobremanera. Miro en su interior, pero no puedo ver más que agua y su dedito hundido, intentando alcanzar algo a través de ella... Por un momento recuerdo que algunas elegidas pueden ver el tiempo en los cuencos al otro lado... Selena... Nalla alza la vista hacia mí y me sonríe con los ojos todavía llorosos. - Ya me acuerdo papi, no la he olvidado... La abrazo y me quedo por unos instantes abrigado en el calor de su pequeño cuerpo; es ella en realidad la que me abraza y me consuela a mí mientras las lágrimas corren por mis mejillas mojando su pelo multicolor.

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