martes, 11 de diciembre de 2012

17. Decisiones y Consecuencias.







Dirijo mis pasos a zancadas hasta la puerta sin mirar atrás. Bajo las escaleras maldiciendo y cuando estoy en el porche me materializo frente a la entrada de la mansión. Estoy seguro de que mi cara va a espantar a Fritz y en menos de un segundo él mismo abre la puerta azorado.

- Mi señor, el hermano Tohrment le espera en su despa...

Ni siquiera le contesto ni le dejo continuar. Paro frente a la puerta cerrada de T y respiro hondo varias veces hasta que logro serenarme. Estoy seguro de que puede oír mis resoplidos desde el otro lado de la puerta. Suelto todo el aire de los pulmones y giro el pomo.

- Dime Tohr, qué mierda es esa tan importante que no puede esperar a mañana?


 



El hijo de puta se atreve, encima de toda la basura que lleva acumulada, a cuestionar mi llamada? No voy a perder la calma, pero no permitiré esta actitud, no cuando se trata de asuntos de la Hermandad.

- Disculpa si te he estorbado algún momento Zen de mierda, vampiro, pero yo decido cuándo, decido cómo y decido quién; y hoy te ha tocado a ti y te ha tocado ahora, con un montón de explicaciones de por qué no debo exigirte un Rythe por tu aparente desdén hacia mis órdenes expresas!

Su mirada, totalmente negra, como lo ha estado desde hace dos años, se clava en mi rostro con un gesto de extrañeza que me dice, al igual que su silencio, que no entiende de qué le hablo.

- Dónde has estado esta noche después de que te ordenase regresar a tu casa, Z?

Su labio superior se eleva mostrando sus colmillos extendidos, sin duda recordando lo acontecido, pero no consciente, todavía, del motivo de por el que está siendo reprendido.

- Joder, Zsadist! Un humano muerto, maldición! Un.puto.humano.muerto! abandonado en el callejón como un montón de basura- y no digo que no lo fuese- pero...

Respiro hondo para calmarme y me levanto apoyando mis dos puños cerrados en el escritorio. Mi cuerpo se acerca, a través de la mesa, al de mi hermano, que no ha querido tomar asiento. Mi voz es baja y ronca, denotando, para cualquiera que me conozca, la profundidad de mi cabreo. Esto no es una jodida fiesta para mí, pero soy soldado además de hermano, y la disciplina, la obediencia y el respeto a las normas y a un curso de acción establecido, son vitales para el funcionamiento de la Hermandad.

- Nuestro contacto en la comisaría de Caldwell me llamó hace una hora contándome la historia de un puñado de pandilleros; escoria todos ellos, hasta el culo de drogas, pero que describían a la perfección a un monstruo de dos metros, con colmillos de tigre y rostro de pesadilla, matando a su líder. Puedes explicarme cómo es eso posible? Porque, que yo sepa, sólo tienes un gemelo y, disculpa mi aparente crueldad, pero hoy en día no os parecéis demasiado!


 



El cabrón de mi hermano está enfadado de narices... Un rythe? Joder, cuando he atravesado esa puerta seguía caliente como una cerilla y supongo que mis formas no son todo lo correctas que deberían, pero de qué coño está hablando....? Mi tono ahora es alto y muy cabreado

- No necesito una puta niñera que controle donde mierda he estad...

Mis palabras se congelan en el aire cuando describe el incidente de hace unas horas en las calles. Joder!!!! Ni siquiera lo recordaba... Cómo pude ser tan estúpido de no borrar sus mentes...? Mierda!!!! No es que la hermandad vaya a estar en peligro por eso, pero joder! Es un puto descuido imperdonable...
Recompongo mi postura. Dar detalles de lo sucedido implicaría contarle demasiado a Tohrment y sólo me falta ser la comidilla de la puta mansión al completo!!!

- Sí eran escoria. Sí, abatí al mierda de cabecilla de esa puta panda de humanos drogadictos. Sé que los humanos no son nuestra misión ni nuestro problema pero... *mis nudillos se crispan apretando los puños hasta volverse blancos al recordar sus claras intenciones de asaltar a Selena* Él... el debía morir. No voy a disculparme por eso. Aunque cometí el error de no borrar la memoria de los dementes que dejé en pié. Ni siquiera pensé que pudieran... *ni siquiera pensé en nada que no fuera apartar a Selena del lugar...* Hay algún problema para la hermandad con eso? Puedo encargarme.

 
 



Puedo notar el momento exacto en que comprende lo que ha hecho. Su rostro se paraliza en una expresión neutra que no deja asomar una puta pista de lo que pasa por su cabeza.

- Escúchame bien, Zsadist, porque sólo lo diré una vez: Me importa una mierda lo que le haya sucedido a ese mono desgraciado; sé que no matas a su raza por diversión y supongo que tus motivos tendrías, pero...

Me dejo caer en el sillón bruscamente y froto mi cabeza apoyando los codos en la mesa.

- Joder, Z, te envié a casa por una buena razón, no como un puto castigo. No estabas en condiciones de seguir peleando; parecías un jodido psicópata y entiendo que la fecha, las celebraciones que veías en los otros machos, te hubiesen alterado. Mierda, hermano! Yo también pasé por eso y sé lo que los recuerdos pueden hacerte!

Su mirada se torna ominosa y violenta; a mi hermano no se le compadece, no si se quiere continuar con vida. Sé que no me atacará, pero este camino sólo le hará cerrarse en banda. Es un bastardo cabezota y es capaz de no pronunciar una palabra aunque intenten arrancársela con tortura.

- Mira, Zsadist. No quiero disculpas, sino explicaciones. Si tus órdenes eran regresar a casa... cómo acabaste cargándote a un humano delante de un montón de testigos? Y no se te ocurra soltarme otra vez esa mierda de que olvidaste borrar su memoria... en qué coño estabas pensando? No es un problema para la Hermandad, pero no es tu estilo ir dejando cadáveres a la vista. Además...

Entrecierro los ojos; sé que me estoy metiendo en terreno peligroso, pero voy a sacarle la verdad cueste lo que cueste.

- Hay algún problema con Selena? Sé que Phury se ha llevado a Nalla al rancho a pasar el día. Es por algo relacionado con la Elegida?

Bueno... creo que ya hemos llegado al quiz de la cuestión. Todo su cuerpo se tensa y sus puños se cierran con tal fuerza que sus nudillos se vuelven blancos. Una sonrisa se extiende por mi rostro y aumenta en la misma medida que el enfado de mi hermano.

- Ya veo... y antes de nada, la reina quiere salir de compras mañana por la tarde. En cuanto se ponga el sol, te quiero pegado a ella como una lapa. Yo mismo se lo comunicaré a Wrath para que se quede tranquilo. Esta vez era el turno de Butch, así que ya puede darte las gracias.

Sus colmillos asoman entre sus labios. Si fuese un niño, esto sería el equivalente a escribir diez mil veces "No se desobedece al profesor" en la pizarra, pero realmente es jodido encontrar un castigo a las transgresiones de este vampiro en concreto; es el más impasible y todo parece traerle sin cuidado... salvo cuando se le nombra a " su " elegida. Me recuesto en el sillón y cruzo los brazos tras mi cabeza.

- Estoy esperando, hermano... y, al contrario que tú, por lo que deduzco de tu saludo inicial, tengo todo el día para esperar tu respuesta. Siéntate, si lo prefieres, porque esto puede ir para largo... de ti depende!


 



El muy hijo de puta puede y va a hacerlo... Si de mis ojos salieran balas, habrían agujereado cada centímetro de su cara como una puta diana!

- En serio? Vas a ponerme de niñera de la reina por no querer responderte? Es que acaso mis asuntos son tus asuntos...?

Mierda, me callo en cuanto pronuncio esas palabras. Es el maldito jefe de la hermandad y se supone que desobedecí una orden directa y como resultado hay un puto deshecho humano menos en el jodido mundo...

Su expresión es de puro gozo cada vez que en mi cara se dibuja una nueva arruga. Se recuesta más en su absurdo sillón y coge unos papeles de su mesa a modo casual.
Llevo de pie media puta hora y el capullo no se ha movido ni un milímetro de su asiento.

- No te espera tu shellan...? Mierda, Tohr!!! No me jodas! No me digas que no tienes nada mejor que hacer que mantenerme aquí sentado esperando una puta explicación! Ya te he dicho que ese cabrón se merecía su puto final. Y fui rápido, te aseguro que podía haberle dolido un poquito más, pero no era momento para espectáculos...

Me callo, mascullando entre dientes insultos. Finalmente me acerco en dos zancadas a su mesa y la golpeo con ambas palmas hasta mantener mi cara frente a la suya.

- No, mi jodida casa no queda en esa dirección. Desobedecí tus putas órdenes. Selena, él iba tras Selena y ella estaba sola. Es que acaso tú no hubieras hecho lo mismo?

 
 



Vale, puede que esté descargando parte de mi propia frustración con el hijo de puta, pero lo cierto es que me lo estoy pasando en grande viéndole más y más cabreado a cada segundo que pasa.

- Mi shellan estará dormida, capullo. El embarazo la agota y necesita su sueño, así que lo mejor que puedo hacer por ella es dejarla en paz... y aprovechar para adelantar trabajo.

Mi sonrisa le jode, `puedo notarlo, y sé que se está mordiendo la lengua para no soltarme algún improperio.

- No eres un alumno de la escuela y escoltar a tu reina no es un castigo, sino una obligación. Lo único que supone una diferencia es que has tomado el turno del poli por pasarte de listo con el jefe.

En este asunto, y tratándose de mi hermano, el huraño silencioso, es mejor ir punto por punto. Me incorporo en mi butaca al escuchar el nombre de la elegida. Hasta su forma de pronunciar el nombre de la hembra denota un interés mucho más profundo que lo que da a demostrar.

- Que iba tras Selena? Pero qué mierda...?

Me callo al ver su mirada asesina. Supongo que está reviviendo en su cabeza lo sucedido y no hay que ser un hacha para entender por qué saltó como lo hizo o por qué se cargó al bastardo. Me echo atrás de nuevo; si muestro demasiado interés en la hembra, mi hermano se cerrará en banda de nuevo. Joder! Sacarle una puta explicación es como intentar arrastrar un maldito camión con los dientes!

- Y te importaría explicarme, si no es molestia, qué hacía la elegida sola en las calles y expuesta a una banda de yonkies? Por si no te habías dado cuenta, vampiro, Selena está bajo la protección directa del rey y del Primale, independientemente de que siga o no siendo una elegida. Así que, antes de que digas que no es de mi jodida incumbencia... síp: Es asunto mío. Tengo órdenes directas de Wrath de velar por su seguridad... hasta que otro macho se responsabilice del asunto.

Alzo una ceja y le miro esperando alguna reacción. O se aclara de una puta vez, o tendrá que ceder el cuidado de Selena a manos de toda la Hermandad. Algo me dice que antes se cortaría el brazo con el que lucha.

- Estoy esperando, Zsadist, y te juro por Dios que, o me das una explicación que me convenza o estarás aquí hasta que mi culo se haya incrustado contra este sillón. La pregunta es sencilla: Qué.hacía.Selena.en las calles? Bajo tu techo es tu obligación velar por ella, pero entiendo que no está entre tus tareas vigilarla cuando sale; al fin y al cabo es una hembra libre, una posible pareja para cualquier vampiro que ella desee escoger. Podemos hacer turnos para escoltarla, como al resto de las hembras de la mansión... de hecho...

Mi sonrisa se ensancha... sé que me estoy portando como un cabrón, pero el momento jefe-subordinado ha pasado hace un rato; ahora mismo estoy probando los límites de mi hermano y poniendo a prueba mi teoría.

- De hecho, Zsadist, Lassiter se ha ofrecido para convertirse en su guardián. El ángel está hasta los cojones de rondar a todas las parejas de la mansión y le convendría un cambio de aires. Qué me dices? tu casa es grande, Selena le aprecia y Nalla lo adora, verdad?

El puto infierno... he desatado el puto infierno y tengo que morderme la lengua para no soltar una carcajada! Por el modo en que mi hermano me está mirando, no me vendría mal un chaleco antibalas, un casco y un par de cargadores más para mi glock.

- Tic, tac, Z. Responde de una puta vez... y respira, que te estás poniendo azul!

 
 



Mi rabia no puede cegarme más, de una zancada estoy al otro lado de la mesa y tras agarrarlo de la camiseta lo alzo de su sillón que cae al suelo provocando un estruendo. Su enorme cuerpo se yergue ante mí, sin miedo y con una sonrisa socarrona en los labios. Encaro su puto culo contra la pared y mi antebrazo presiona su cuello, bajo su barbilla. Las palabras me salen lentas de la boca, en un siseo a apenas unos milímetros de su rostro:

- Selena es asunto mío y nada más que mío. Si tu puto ángel de la guarda se acerca a mi casa o a ella, ya puedes despedirte de él y sus plumas. No hay negociación. Y no volverá a salir sola. Punto.

Me separo de él y me alejo lo más posible de su cuerpo y de una pelea. Joder Zsadist!!! En qué coño estabas pensando! Un gruñido que sale del fondo de mi pecho me dice qué es en lo que pienso...

- Ella es MÍA ahora. Entendido...?

 
 



Sé que lo he provocado como un cabrón, pero su reacción no deja de sorprenderme un poco: Ha atacado físicamente al jefe de la Hermandad mientras tratábamos algo relacionado con ella, no en medio de una discusión cualquiera. Podría, si lo desease, llevar este asunto mucho más lejos y presentarlo ante el rey, pero ha sido culpa mía, en realidad, que perdiese los nervios; he tocado el único punto que puede llevar a un macho a perder la cabeza: Su hembra.

Las palabras salen de entre sus dientes apretados y sus colmillos no le permiten apenas cerrar los labios. Un segundo antes de que le ordene soltarme, él lo hace por voluntad propia y se aleja unos pasos, nervioso y excitado, frotándose la cabeza con las dos manos. Punto uno, Tohr: avisar al ángel de que un par de cargadores, al menos, llevan su nombre y que no se acerque a mi hermano si aprecia su radiante culo.

- Creo que has dejado el tema suficientemente claro, cabrón- me froto el cuello, dolorido por la fuerza ejercida sobre él- y como vuelvas a ponerme la mano encima, juro por Dios que te la corto y te la hago tragar!

No insisto más en el tema. Yo presiono, yo pago, es justo.

- Y ahora, antes de que te vayas a escoltar a la reina, puedo garantizarle a Wrath que todo lo relacionado con la ex-elegida queda bajo tu jurisdicción? - Asiente brusca y brevemente- Supongo que sabes lo que eso implica, verdad? Rhage es incapaz de mantener cerrada su bocaza, así que en un par de días la noticia será conocida hasta en el viejo país; el hijo de puta parece la jodida Reuters!

Mi voz se vuelve ahora seria y respetuosa. Estamos hablando de sentimientos, de vincularse de nuevo tras enviudar, y quizás sea el único que comprende del todo lo que está pasando en estos momentos.

- No creo que pueda callar mucho más tiempo a nuestro hermano, pero te daré unos días de margen para hacer pública la noticia de que la has reclamado; dejaré el tema aparcado durante una semana antes de llevarlo al despacho del rey.

Pienso en mi propia relación, y en cómo nos miraban todos en la mansión a Serea y a mí antes de que la declarase mía públicamente. A mis labios asoma la pregunta de si va a emparejarse con ella, pero me callo en el último momento; ese tema es algo entre ellos dos.

- Selena no es ya una elegida, pero sigue siendo una hembra de valía y de la más alta alcurnia...

Mis palabras quedan suspendidas en el aire, dando a entender más de lo que dicen. Phury no se tomará a bien que se la lleve a la cama sin ofrecerle un lienzo blanco en una caja, manchado con la sangre de su espalda.

- Nadie te juzgará, ya lo sabes, pero tu gemelo, y teniendo en cuenta tu actitud y tu comportamiento desde que enviudaste... bueno, no quisiera estar en tu pellejo cuando se lo digas.


 



 - Phury es cosa mía.

Me quedo un rato callado, de espaldas a él, apoyando los codos en la repisa de la chimenea y apretándome la cabeza como si con ello pudiera pensar mejor.

- Rehvenge... necesito ese tiempo para hablar con mi cuñado antes de que ninguna puta portera le vaya con el chisme...

Me giro y lo encaro.

- El aviso de los humanos lo recibió Vishous, no? No le cuentes que Selena estuvo implicada. Me trae sin cuidado que piense de mí que soy un jodido retorcido al que le gusta cargarse a yonkis en mis horas libres. Pero si le hablas de ella no tardarán en hacer especulaciones...



 



Me sitúo a su espalda, mis manos en los bolsillos de mis pantalones militares, consciente de que, con cualquier otro hermano, mi mano estaría ya en su hombro confortándolo, dándole el apoyo que requiere una situación como esta. Pero no con Zsadist, a él no se le toca, y eso es algo que todos hemos grabado a fuego en nuestros cerebros tras 80 años de lucha con él en la Hermandad.

- Joder, Z... ninguno de nosotros pensaría algo semejante, lo sabes bien. No ahora, al menos, no después de...

Bien! Sigo siendo Mister Discreción y Don Palabra Oportuna. Mierda! Iba a pronunciar el nombre de Bella, y algo me dice que no ayudaría demasiado en estos momentos el remarcar lo que ella significó para él, el cambio que supuso para todos la llegada de su shellan a su vida. Pienso en lo que me ha dicho, referente a hablar con su cuñado, y comprendo que lo que le espera no es agradable. Rehvenge ha resultado ser un buen macho, así que no creo que se tome a mal el retorno a la vida de su cuñado, pero aún así... Mi hijo tuvo cierta dificultad para acoger a Serea Autumn tras la muerte de Wellsie; no es fácil abrir las ventanas a la luz cuando llevas tanto tiempo en la oscuridad más absoluta... y duele como una puta herida en el pecho.

- No te preocupes; V me ha informado porque es su trabajo, pero no voy a darle explicaciones porque no implica a la raza. Que se monte su película si quiere, es el más inteligente de nosotros, así que sabe cuándo mantener la boca cerrada y dejar de hacer preguntas. El nombre de tu hemb... el nombre de Selena no saldrá de este despacho... hasta que tú lo decidas.

Asiente una sola vez. No es muy efusivo, que digamos, pero mejor eso que verle excitado, lo cual suele implicar sangre, dolor o, al menos, un problema de tres pares de cojones para cualquiera que se interponga en su camino. El nombre de su gemelo me recuerda la visita de Nalla a la mansión y sonrío pensando en la alegría de Serea cuando la vea.

- Y antes de que te vayas, Phury ha traído a la niña desde el Rancho para que visite a toda la familia, así que, si no hay problema, él mismo puede llevarla a casa con Selena al llegar la noche. Ya es tarde y no podrás salir, así que pediré a Fritz que te prepare un cuarto de invitados. Puedes dormir hasta esta tarde, creo que Beth quiere salir en cuanto se ponga el sol y estarás aquí de vuelta para la rotación.

Joder! Qué mierda he hecho ahora que lo ha cabreado tanto? Si las miradas fuesen balas, yo sería un colador en este maldito momento.

- Oye, hermano, no pretendo organizar tu vida, entiendes? Sólo estoy remarcando la puta evidencia. Es de día... ni siquiera tu jodida mirada asesina te va a sacar de aquí, así que lárgate, duerme un poco, haz ganchillo, apuñala un saco en el gimnasio o lo que te pase por esa cabeza, pero esta conversación se ha acabado.

Me giro de vuelta a mi escritorio. Recojo el sillón del suelo y me siento con la cabeza entre las manos... Wrath me jodió pero a base de bien cuando me encargó llevar esta casa de locos que es la Hermandad. No hay ejército mejor entrenado ni mejores soldados, pero mil veces al día desearía ser libre de acabar mis patrullas y perderme entre los brazos de mi shellan, olvidando el trabajo y todas estas situaciones de mierda. Alzo la vista y veo que la puerta se cierra con suavidad. Puede que mi hermano esté cabreado, pero sigue habiendo cosas en él que nunca dejan de sorprenderme...


 



Perfecto... jodidamente perfecto... miro el reloj de la pared del despacho de Tohrment: las 8 en punto. Todo un jodido día por delante lleno de sol a raudales mientras Selena sigue esperándome en... Me muerdo los labios, pero creo que T ha leído perfectamente en mis ojos la rabia y la frustración que siento en estos momentos.

Salgo del despacho sin más palabras y cruzo el mosaico del manzano hasta plantarme justo en medio. Mi mirada se alza hasta la barandilla que tantas y tantas veces recorrí a zancadas para acudir a nuestro cuarto, a los brazos de mi shellan. Mis ojos vuelan hacia abajo y recorro con la mirada, como el espectador de una puta película, los movimientos de Bella, corriendo descalza y azorada hasta refugiarse en la biblioteca y su risa resonando en mis oídos mientras yo me desmaterializaba aquí mismo, tras ella... mi Bella... Saco despacio todo el aire de mis pulmones mientras cierro los ojos. “Una habitación de invitados...” eso sería fantástico...

Subo las escaleras de una en una y resiguiendo con un dedo todo el recorrido del pasamanos. Despacio, hoy no hay prisa. No me espera mi shellan al final del pasillo de las estatuas. Al llegar a la puerta contigua a la nuestra me paro y apoyo mi frente en la madera. Siento la respiración de la pequeña, rítmica y calmada. Hoy ha sido una noche excitante para ella; adora estar con Phury y Córmia, y si su visita ha acabado en la mansión con toda la familia, ha sido una experiencia completa. Abro la puerta y recorro con pasos largos, aunque despacio, la distancia que me separa de su cama y de su pequeño corazón latiendo tranquilo. Las aletas de mi nariz se ensanchan, reconociendo cada olor de la estancia, aunque en realidad no lo necesito: recuerdo cada aroma perfectamente en mi memoria. Su menudo cuerpo siempre reconoce mi presencia, y aunque dormida, se curva hacia mí mientras me siento a su lado en el diminuto colchón. Paso mi mano por su pelo, enmarañado en la frente, despejando su precioso rostro. No tardará en despertarse y estoy seguro de que va a pasar el día tocando diana, una por una, por las habitaciones de sus tíos... Observo lo tranquila que duerme, éste es su cuarto, su casa, su familia... y ella no le teme a los recuerdos...

Me dejo caer despacio hasta el suelo, y enseguida Nalla extiende su cuerpo hacia el espacio que ocupaba el mío. Su rostro parece verme en la oscuridad, a través de sus párpados cerrados, en el suelo al lado de su cama. Mi niña y su don... Recuesto la cabeza en el lateral del colchón y pongo mi mano en él con la palma hacia arriba. Enseguida su pequeña manita sale de entre las sábanas y se pierde en la inmensidad de la mía. Una sonrisa se dibuja en mi rostro. Jamás voy a dejar de sorprenderme y agradecer a la Virgen por ello... Beso su pequeña mano y la envuelvo de nuevo bajo las mantas.

Saco el teléfono del bolsillo y marco el número del móvil que le dí a Selena. A los dos tonos contesta. Su voz suena soñolienta, aunque con un timbre alarmado. Seguramente la he despertado... quizás se quedó dormida en mi cama... Esa visión acaba de caldear mi cuerpo y mi alma. La presencia de Nalla ha conseguido que mi enfado del despacho se disipase, pero Selena ha terminado esa tarea dibujando una esperanza en este corazón roto que vuelve a latir a ratos acelerado, a ratos despacio; pero fuerte como hace año y medio que no se sentía. Mi voz, aunque ronca, sale en apenas en un susurro para no despertar a Nalla.

- Hola preciosa, te he despertado...?
 

 



Una melodía desconocida me saca del sueño profundo en el que he caído. Me cuesta abrir los ojos y me encuentro desorientada; mi mirada gira buscando la familiaridad de mi cuarto y no la encuentro; busco, nerviosa, la fuente del sonido, y comprendo que se trata del móvil que Zsadist me ha dado. Gateo con torpeza sobre la cama buscando el aparato, que recuerdo haber guardado en el bolsillo de mis vaqueros. Veo la pieza tirada de cualquier modo en el suelo del cuarto de Zsadist y me sonrojo al recordar cómo y por qué ha llegado ahí.Ante su tardanza, y debido a la incomodidad que las prendas me causaban, me quedé en ropa interior y me metí bajo las sábanas a esperarle. Me estiro ahora sobre el borde de la cama y atraigo el pantalón hasta mí, sacando el teléfono y buscando la tecla de respuesta con nerviosismo... no sé qué le ha apartado de la casa esta noche, pero tenía que ser algo muy urgente, estoy segura, para dejarme sola teniendo en cuenta la situación en la que estábamos en ese momento.

- ¿Zsadist?

Mi voz suena ronca por el sueño, pero escucharle tranquilo, a pesar de que apenas es un susurro, me tranquiliza y me excita nuevamente... ¡Parcas! Siempre he pensado que su voz era increíblemente erótica, pero escucharle hablar en voz baja y con ese tono dulce dirigido a mí, me provoca sensaciones extrañas en el estómago.

- Sí, estaba dormida, pero no importa; de todos modos, tenía que levantarme e irme a mi cuarto... todavía estoy en tu cama.

Sé que no puede verme, y me alegro por ello, porque toda yo estoy sonrojada, de la cabeza a los pies. No quiero ser indiscreta, sólo necesito saber que no sucede nada malo y que no se arrepiente de lo que ha sucedido esta noche entre nosotros; sé que para él es difícil...

- Yo... ha pasado algo malo, Zsadist? Puedo ayudar de alguna manera?


 



Imaginarla todavía en mi cama enciende mi cuerpo y hace que mi polla despierte gritando bajo los pantalones... esa voz arrastrando soñolienta las palabras... su aroma habrá cubierto la estancia entera... bien Z... casi 24 horas para verla de nuevo, mejor frena un poco... Su timbre alarmado me saca de mis cavilaciones.

-Shhhh no te preocupes, no ha pasado nada... *Mi voz sigue saliendo en un susurro* Estoy en la mansión, cuando Tohr terminó conmigo ya hacía un par de horas que había salido el sol... Y tiene planes para mí al anochecer, así que no podré volver a casa hasta el alba, al final de la rotación.
Espero unos segundo antes de continuar. Su respiración se ha calmado y ya no parece asustada.

- Tú no puedes hacer nada, cariño. Y siento que tengas que quedarte sola hasta que se ponga el sol... Phury trajo a Nalla aquí y la puede llevar de vuelta cuando anochezca...o... puedes venir tú aquí y os puedo recoger cuando regrese...

Hago una pausa y trago saliva. La casa de Rehvenge es una fortaleza, y sé que no va a pasarle nada malo allí, pero desde lo de anoche que ando intranquilo aunque me ha asegurado que no va a volver a salir sin protección.

- No quiero que estés sola tanto tiempo... *me froto la cabeza* no quiero que te sientas prisionera... y... esto... puedes quedarte exactamente donde estás... imaginarte en mi cama, dormida y desnuda... me gusta...



 



Su explicación me tranquiliza y su voz hablándome en voz baja acelera mi respiración haciéndome recordar lo que hicimos en la cocina.

- No... no estoy desnuda del todo, ¿sabes? todavía llevo el sujetador y la braguita. La verdad es que estaba incómoda y....

Me callo de repente al escucharle sisear. Le imagino excitado, pensando en mí, y comprendo que pasarán muchas horas hasta que pueda verle de nuevo.

- Si de verdad no te molesta, creo que iré a la Mansión. Puedo recoger allí a Nalla y te esperaremos hasta que regreses.

No quiero decirlo en palabras porque sonaría demasiado ansiosa, pero si puedo estar más cerca de él y más pronto, mejor que mejor.

- No me gusta estar aquí cuando no estás. No me siento prisionera, pero... te echo de menos.

  
 



Una dolorosa palpitación amenaza con romper mis pantalones. Esas palabras, dichas con la más pura inocencia, no ayudan nada a mi jodida causa...

- Oye preciosa, vamos a hacer un trato...

Mi voz sale ronca de deseo aunque apenas en un murmullo.

- Vamos a olvidarnos por un rato del hecho de que estás en mi cama y... semidesnuda... para honrar a la verdad de tus palabras... Si no quieres que este macho se ase al sol ahora mismo para ir en tu busca y hacerte mía... dejemos esos detalles para el reencuentro...

Vuelvo a echar la cabeza atrás y respiro hondo, obligándome a relajarme. Pensar en las horas que quedan todavía para verla me mata.

- Yo también te echo de menos y voy a estar encantado de que vengas aquí a por Nalla a esperarme... me gusta tenerte cerca. Además, estoy seguro de que Phury va a estar encantado de comprobarte sana y salva después de verte anoche con las ropas rotas...

Un gruñido se escapa de mi garganta al recordar a los otros machos de la casa, uno en concreto, que seguro estará encantado de verla de nuevo... Mierda!!! Mis colmillos se han alargado y la temperatura de mi cuerpo desciende varios grados el ambiente, haciendo tiritar los labios de Nalla apenas a unos centímetros de mí.
Escucho su respiración agitada al otro lado del teléfono. Perfecto, seguramente he conseguido asustarla...


 



Su respuesta me indica que quizás haya sido algo indiscreta. Es difícil para mí saber dónde poner el límite a mis comentarios, porque jamás he tratado con un macho de estos temas y estos sentimientos y deseos son totalmente nuevos para mí.

- Lo siento
mucho, no quería...

Me estiro en la cama, frotando mis piernas contra las sábanas e imaginando sus manos sobre ellas una vez más. No soy buena fingiendo, ocultando o mintiendo, así que decido probar mi confianza con él y ser sincera.

- No es verdad... no lo siento realmente... me gusta pensar en ti deseándome; me hace sentir mariposas en el estómago, y siento calor y mi piel...

Este rumbo de pensamiento sólo conseguirá que lo pase mal hasta que pueda verle de nuevo. Un suspiro se escapa de entre mis labios, pero incluso a mis oídos ingenuos suena más como un gemido.

- El Primale se preocupa por todas nosotras... aún a pesar de que no soy ya una elegida, siempre me ha dicho que él velaría por mí. Le haré saber que estoy bien, no quiero que piense nada raro y, de paso, podré saludar a todo el mundo; hace mucho que no les veo.

Algo en la voz de Zsadist me dice que no está contento. Pienso en lo que he dicho, en qué ha podido enfadarle, pero no se me ocurre nada. Escucharle decir que me echa en falta, me hace sonreír y le imagino sentado en el despacho, gruñendo a las paredes y mirándolo todo hoscamente. Mi voz desciende también hasta convertirse en un susurro. Puedo notar su respiración saliendo en un siseo lento

- ¿He dicho algo inconveniente, Zsadist? ¿Algo que te haya molestado? Es sólo que tengo muchas ganas de verte y me siento impaciente por... también me gusta tenerte cerca.


 



Mi pecho se hincha al escucharla en susurros describir como se siente en mi ausencia. Ahh! Jodido macho afortunado!!!

- Tahlly, voy a querer siempre que me digas como te sientes, pero... estoy excitado por ti, nena; quizás no sea el mejor momento para
detalles, todavía nos quedan muchas horas por delante hasta vernos...

Respiro hondo para serenarme al oírla preocupada por mi tono de voz. Ella no tiene la culpa de mis celos y el férreo sentido de posesión que me invade al pensar en ella; sobretodo en ella con otros machos...

- Bueno... quizás deba dejarle claro a Phury que ya puede dejar de preocuparse por ti. Ahora ya tienes a quien vele por tu seguridad...- sé que mi voz sale cada vez más ronca- Selena... es difícil para un macho imaginar a su hembra con otro aunque no hayan segundas intenciones... No es un reproche, no has hecho nada malo; pero sé que en cuanto pongas los pies en esta casa, tu amigo el ángel va a rondarte sin cesar como una polilla... Pensar en ello me enciende, y me hace plantearme mandar mis obligaciones de esta noche a la mierda sólo para marcarte como mía frente a todos...

Cierro los ojos y me froto la cara y la cabeza una vez más.

- Quizás hoy sea un buen momento para hablar con Rehvenge... querría contarle lo nuestro antes de que se entere por otros... Esta casa es un puñetero hervidero de chismes!

Miro la preciosa cara de Nalla, el perfecto círculo que forman sus labios abiertos, pequeños y carnosos, dibujando una sonrisa en un sueño feliz...

- Estoy en la habitación de Nalla, duerme tan plácida como si el mundo estuviera a sus pies.... Joder nena, te echo tanto de menos!


 



Cada palabra suya me arranca una sonrisa incrédula, llenándome de una felicidad que nunca había sentido antes.

- Tu cama huele a ti, Zsadist, eso también me excita.

Ahora que sé dónde se encuentra, comprendo sus susurros, lo que no explica por qué yo
también estoy hablando en voz baja; le siento más secreto, más íntimo, y me encojo sobre el colchón envolviéndome en sus sábanas y abrazando su almohada, imaginando su mejilla sobre ella mientras aprieto el teléfono contra mí como si así me acercase más a él.

- El ángel me dijo que yo era tuya aún antes de yo saberlo, amor; cuando ni siquiera me atrevía a soñarlo, él me ofreció su ayuda para... la verdad es que no sé cómo tenía pensado ayudarme, Z, pero él, mejor que nadie, sabe que te pertenezco, que ningún otro macho puede tomarme.

Le imagino como aquí, en casa, sentado en el suelo, apoyado contra la camita de Nalla mientras ella duerme, y desearía poder moverme bajo el sol, como hacen Beth, Mary o Jane, para poder llegar a ellos o que ellos llegasen a mí en este preciso instante.

- No sé qué pensarán de mí los demás... - por un instante me doy cuenta de que he sonado como si eso pudiese afectar a mis respuestas al macho que amo- No me importa, de verdad que no, pero... bueno, entiendo que para Rehvenge será difícil. Ojalá pudiese explicarle lo mucho que Bella significó para mí, o que jamás permitiré que Nalla olvide a su madre, que seré... No sé bien qué seré, ni cómo lo haremos, Zsadist, pero sé que lo haremos juntos; comprendo que tienes que hablar con tu cuñado a solas, pero me gustaría estar contigo, tomar tu mano y hacerte más fácil el entrar en su cuarto, no dejarte solo en estos momentos.

Imagino la escena en mi mente. Rehv es un macho intimidante que, a pesar de que siempre me ha tratado con el mayor de los respetos, no invita a la confidencia ni a la charla agradable; supongo que hablar con él sobre este tema ha de ser duro para mi guerrero.

- Y Nalla... sé que nadie se atreverá a decirle nada hasta que tú lo hagas, pero...

Trago saliva con fuerza y por un instante tengo el absurdo pensamiento de que puede escuchar el latido nervioso de mi corazón a través del auricular, porque yo puedo oír su respiración, fuerte y lenta, e imaginar sus labios entreabiertos susurrando cada palabra, solos él y yo en el mundo. Mi voz sale aún más baja, casi inaudible.

- ¿Podemos esperar un poco, Z? Díselo a Phury y habla con tu cuñado. Yo se lo diré a Lassiter, porque sería absurdo negarle lo que podrá leer en mis ojos nada más verme, pero... necesito un poco de tiempo para hacerme a la idea, para atreverme a presentarme ante toda la Mansión como tu pareja.

No quiero que piense que me avergüenzo o que no deseo ser vista en su compañía; sinceramente, espero que jamás se le pase por la cabeza algo semejante, porque no habrá hembra más orgullosa que yo caminando a su lado, pero me siento muy por debajo de lo que se espera de una shellan; puedo y voy a aprender, porque Zsadist merece con él a una hembra completa y capaz, pero siento como si me estuviese precipitando por una pendiente, sin frenos y sin poder ver el final. Todo ha sido demasiado repentino. Me callo unos segundos, simplemente imaginándoles a los dos en ese cuarto. Después le imagino sólo a él, regresando a su habitación, a esta cama en la que le espero excitada y nerviosa a partes iguales.

- Ojalá estuvieses aquí, Z, ojalá no hubieses recibido esa llamada y hubiésemos... el día se me va a hacer eterno y sé que no dejaré de pensar en ti- Mi voz suena excitada de nuevo- Hasta esta noche, guerrero. Por favor, ten cuidado ahí afuera.


 



Imaginarla en mi cama, envuelta en mis sábanas, impregnándolas de su aroma a hembra y nomeolvides, hace palpitar mi miembro en los pantalones, deseando hundirme en ella y marcarla de todas las formas posibles.

Un gruñido que amenaza con despertar a Na
lla sale de mi pecho. El jodido ángel otra vez... no puede meter su dichosa nariz en otro asunto que no sea mi hembra...??

- Cariño, no puedo impedirte que hables con él, pero si te toca, si simplemente te toca... Si aprecias su vida lo más mínimo, no dejes que se te acerque tanto como para que pueda identificar su olor en ti o voy a volverme loco...

Echo de nuevo la cabeza hacia atrás y la apoyo en el colchón intentando respirar hondo.

- Éste es el macho que soy, con el que te has emparejado y el que nunca va a permitir que otro macho ni nadie sea una amenaza para el bienestar de mi familia... Sé que todo ha sucedido muy deprisa y respeto que necesites tiempo para asumirlo. -suelto el aire de los pulmones poco a poco- entenderé si deseas apartarte de alguien como yo...

Pensar en ella y Rehvenge en la misma habitación me hace desear alejarla de todo esto, de la hermandad, del poder de un sympath aunque sea minimizado por la dopamina, de los malditos lessers y de esta jodida guerra... quisiera poder aislarla a ella y a mi pequeña para protegerlas, justamente aquello que no pude hacer con Bella...

- Descansa, nos veremos esta noche...

Cierro el móvil y acomodo a Nalla en su antigua cama. Su cara dibuja un mohín cuando me separo de ella. Mi corazón palpita acelerado; ella es mi ancla en este mundo, ha sido mi cordura desde que Bella desapareció y me duele cada maldito día y cada maldito segundo que he de separarme de ella. Pero ningún lugar en la tierra es más seguro que la fortaleza del rey...
Mis pasos se dirigen poco a poco a la puerta, renuente a abandonarla. Ella me da paz, la paz que no poseo y que hace de mí un macho huraño, irascible y completamente letal cuando estoy sólo y lejos de ella... de ellas... mis pensamientos viajan a Selena de nuevo, a su menuda figura aceptándome como soy aunque sabe que la mitad de las veces no actúo como un ser racional. A su sonrisa con Nalla, a sus ojos excitados al mirarme con deseo y curiosidad, a su ingenua sinceridad que me deja pasmado... ella es buena, es buena para Nalla y para mí. Ella acelera mi pulso y a la vez calma el dolor de mi alma... Cojo de nuevo el móvil y tecleo un mensaje.

“Siento haberte puesto en un compromiso. Te quiero. Te necesito. En realidad no quiero que te alejes.”

  
 



Cubro mis ojos con la mano en un intento inútil de evitar las lágrimas. ¿Cómo he podido ser tan estúpida? Oírle proclamar su posesividad, su derecho a defenderme, es maravilloso; verle sufrir por ello, no. Puedo entrever en su voz el dolor, la ira al pensar en Lassiter a mi lado. No voy a jurarle que no volveré a verle, porque es mi amigo y le quiero, y no ha hecho nada para merecer mi rechazo, pero sí puedo evitarle a mi macho el mal trago de sentirle sobre mi piel, aunque sea en forma de abrazo amistoso... ¿qué es eso a cambio de todo lo que Zsadist me ha dado? Nada; no significa nada, realmente, porque sé que nunca me pedirá que deje de ser amiga del ángel, a pesar de que percibo un rencor antiguo en ellos, algo que no acabo e entender entre los Hermanos y él. Lo peor de todo esto, lo más triste, es que le he dado a entender precisamente lo contrario de lo que quería expresar. Ha colgado antes de darme tiempo a replicarle, a explicarme correctamente para borrar esa idea absurda de su mente.

¿Apartarme de alguien como él? ¿Por qué no puede verse con mis ojos? ¿Por qué le cuesta tanto asumir la clase de macho que es realmente, el macho de valía al lado del cual cualquier hembra caminará orgullosa?

Cierro el móvil dejándolo sobre la mesilla y me dirijo a la ducha. Sé que no podré dormir más por hoy, y quiero sentirle en mi piel. Bajo el agua, fría para calmar el ardor que él ha despertado en mí, el aroma de su gel de ducha, a sándalo y especias exóticas, cubre ya todo mi cuerpo como si de su piel se tratase. He tomado una decisión, no sé si acertada; me temo que el que más sufrirá será Zsadist, si resulto ser el fracaso de shellan que creo que seré, y mi niña Nalla, si acaba confundida por mi nuevo papel en la familia, pero no permitiré que ni la sombra de una duda se instale en la mente o el corazón de Z: Él ha sacrificado mucho para estar conmigo, ha vencido demonios y se ha atrevido a enfrentarse al mundo proclamándome suya; no voy a hacerle esperar, ni pedirle un tiempo que quizás no logre nada más que hacerle sentir culpable, como si fuésemos amantes prohibidos. Es verdad que aún no ha tomado mi cuerpo, pero no ha sido por falta de deseo por mi parte. Sé que, en cuanto le vea, el aroma de mi excitación se hará tan evidente que cualquiera podrá notarlo, y eso me mortifica.

Me seco despacio y me envuelvo en la gran toalla negra, suave y acolchada, que habrá envuelto su cuerpo cientos de veces. Al salir, tomo mi ropa para regresar a mi cuarto. Ya en la puerta, recuerdo el teléfono y vuelvo a por él. Una luz parpadea mostrando la llegada de un mensaje. Lo leo y, a pesar de que las lágrimas de emoción apenas me permiten ver lo que escribo, envío mi respuesta recostada contra el marco de su puerta.

- "Te he esperado desde la primera vez que te vi, hace más de doscientos años. Nunca he deseado a otro macho, nunca he querido a nadie más. No hay compromiso, amor, y nunca tendrás que oler a otro macho en mi piel, porque toda ella te pertenece sólo a ti. Te amo, te necesito y odio el tiempo que paso alejada de tu lado. Olvida la espera; puedes proclamarlo a los cuatro vientos, si es tu deseo. No necesito tiempo para saber lo que quiero: Sois Nalla y tú"

  

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